1.12.15

Abrigos: Prendas milenarias


Se te antoja salir a pasear para tomarte un café en las tardes y noches de Seúl, no te lo piensas dos veces y acabas por ponerte otra vez ese abrigo con el que te ves tan bien que logra hacer que no quieras que la temporada invernal termine con tal de seguir usándolo.


Hay abrigos de todos los tipos, unos con diseños extravagantes y otros no tanto, es cuestión de gustos, fines prácticos y materiales disponibles. Estas variables les otorgan propiedades versátiles y hay algo curioso sobre ellos, y es que casi cualquier prenda a partir de textiles gruesos que proporcionen calor resultan de abrigo por su uso en circunstancias de baja temperatura.





El mejor ejemplo de ello nos remonta milenios atrás cuando la humanidad mitigó los crudos efectos de la nieve cubriéndose con las pieles sobrantes de su alimento. La gente del campo encontró en la lana de sus ovejas el cobijo para su familia.


Los militares los han llevado abotonados en lugares gélidos y también en las operaciones nocturnas que requieren de la concentración que es disminuida por el hielo, y esta es una de las razones bélicas para mantener la temperatura corporal sin pérdidas de calor, ya que resulta de prioridad conservar la agilidad mental de las tropas. Algunos diseños igual que las gabardinas surgen de las necesidades de la guerra. 



Por más de cien años durante la época moderna las clases más privilegiadas han portado y diseñado abrigos, dándoles nuevos significados de moda en los lugares donde el invierno es frío como en el caso de Corea y algunos países de occidente. De esto ha surgido retroalimentación de tendencias e influencias de moda entre ambas regiones.

El abrigo otorga presencia a nuestras estrellas coreanas, a las damas belleza y a los caballeros distinción por igual.

Victor G. P.

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